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Uno de los dones de Al∙lâh hacia la comunidad musulmana (Umma), es el amor a él. A través de ella, la relación entre los musulmanes
Uno de los dones de Al∙lâh hacia la comunidad musulmana (Umma), es el amor a él. A través de ella, la relación entre los musulmanes se fortaleció al principio de Ad·da'wa (Llamamiento y convocación al camino recto de Al∙lâh); pues, después de odiarse y combatir entre sí en la Ÿâhilîa (época pre-islámica), gracias a Al∙lâh, se convirtieron en hermanos que se aman. Al∙lâh, dice acerca de ellos “y por Su gracia os habéis convertido en hermanos.[1]”. Luego, Al∙lâh hizo la hermandad sincera, una prueba sobre la fe que el siervo tiene en su Señor, pues dijo “Los creyentes son, en realidad, hermanos[2]”.
También, el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) elogió a los que se aman por la causa de Al∙lâh, y manifestó el grandioso fruto de este amor en la Última Vida; pues dijo bajo la autoridad de Abû Hurayra (que Al-lâh Esté complacido con él) “Al∙lâh cubrirá a siete personas con su sombra (en el Día del Levantamiento)…” y mencionó entre ellos “dos hombres que se aman por Al∙lâh, se reúnen por él y se separan por él…”[3].
Asimismo, censuró la disputa y litigio entre los hermanos, pues dijo bajo la autoridad de Abû Ayyûb (que Al-lâh Esté complacido con él) “No está permitido a un hombre abandonar a su hermano por más de tres noches; de modo que se encuentren y se eviten. Sin duda, el mejor de ellos, es quien empieza el saludo primero”[4].
Y en su biografía (Sira), podemos observar que trataba a sus compañeros de una manera igualitaria, demostrando su amor a todos ellos; como si dedicara un amor especial a cada uno, diferente del otro, puesto que describió a sus compañeros con cualidades que refuerzan el amor entre ellos. Por ejemplo, describió a Az-Zubayr Ibn Al ‘Awwâm (que Al-lâh Esté complacido con él) como su apóstol[5] , a Abu Bakr y ‘Omar (que Al-lâh Esté complacido con ellos) como sus ministros[6] y a Hudayfâ Ibn Al Yammân (que Al-lâh Esté complacido con ella) como su confidente[7]. Además, nombró a Abû ‘Ubaydâ ‘Ámir Ibn Al Ÿarrâh (que Al-lâh Esté complacido con él) como el honesto de la Umma[8].
También, compartía la comida y bebida con sus compañeros; con el fin de fortalecer los lazos de amistad y amor. Ÿâbir Ibn ‘Abdul∙lâ (que Al-lâh Esté complacido con él) dijo ‘Estaba sentado en mi casa, cuando el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) pasó por mí lado y me señaló, así que me levanté y me fui hacia él. Entonces tomó mi mano y partimos, hasta llegar a una de las habitaciones de sus esposas, donde entró. Luego, me dio permiso y entré, habiendo un velo separador. Él preguntó “¿Hay comida” Respondieron ‘Sí’. Por lo tanto, trajo tres panes y los puso sobre la mesa. Luego, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), tomó un pan y lo puso en sus manos, tomó otro y lo puso en mis manos y cogió un tercero y lo dividió en dos; mitad para mí y mitad para él. Después dijo “¿Hay algo para comer con el pan” Contestaron ‘Hay solamente un poco de vinagre’. Dijo entonces “Traedlo, es perfecto”[9].
Así mismo, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), compartía con ellos sus bromas y divertimiento –y sus bromas eran absolutamente verdaderas. Pues, la chanza con los amigos, es uno de los motivos principales para acercarse y unirse. Y, de entre estas situaciones maravillosas, trasmitidas por Mensajero de Al∙lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), destaca la que narró Anas (que Al-lâh Esté complacido con él) acerca de un beduino, de nombre Zâhir, el cual solía ofrecer al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) regalos del desierto, y a cambio de eso, éste le preparaba las monturas y demás enseres para viajar. El profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo “Zâhir es nuestro desierto y nosotros somos su metrópoli”. El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) le amaba mucho, aunque era un hombre de aspecto feo. Un día, mientras él vendía sus mercancías, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) llegó y le abrazó por la espalda, sin que el hombre le viera. El beduino exclamó ‘¡Déjame! ¿Quién eres’ Luego se giró y vio al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), quien empezó a decir “¿Quién compra al esclavo” Por consiguiente, el hombre dijo ‘¡Oh, Mensajero de Al∙lâh! Seguro que entonces me consideras barato. Así que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) le contestó “Pero ante Al∙lâh no eres barato” o dijo “Pero ante Al∙lâh eres caro”[10]. Así, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) trataba con la misma psicología a sus compañeros; de modo que elevaba su posición, se alegraba por su felicidad y se entristecía con sus penas.
Y en los momentos más duros para los musulmanes, el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era para sus compañeros como uno de ellos; sufría por lo que sufrían, sentía dolor por sus dolores y buscaba cualquier cosa para satisfacer su hambre y alegrarles sus tristezas. Pues, a pesar del hambre que los musulmanes pasaron en la batalla de Al Jandaq (La trinchera), y a pesar de la poca comida que Ÿâbir Ibn ‘Abdul∙lâh (que Al-lâh Esté complacido con él) preparó, sin embargo el Mensajero de Al∙lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no comió, sin hacer a sus compañeros participar con él; ya que les llamó diciendo “Oh gente de Al Jandaq, Ÿâbir ha preparado algo de comida, así que venid rápidamente”[11].
Además, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) compartía con sus compañeros sus crisis y desgracias de manera eficaz, albriciándoles unas veces con la recompensa y el placer que Al∙lâh les dará en la Última Vida, y otras veces solucionando sus problemas de forma práctica. Por ejemplo, cuando ‘Abdul∙lâ Ibn Ÿahsh (que Al-lâh Esté complacido con él) se quejó a él, de que Abû Sufiân había tomado su casa en La Meca después de Al-Hiÿra [Hégira emigración del Profeta de Makka (La Meca) a Madina (Medina)] y la vendió, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) le dio la buena nueva, pues dijo “¡Oh, Abdul∙lâh! ¿No te gustaría que Al∙lâh te diese una casa mejor que esa en el Paraíso” Respondió ‘Sí’. Entonces el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo “Ya la tendrás”[12].
También, en la época del Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), otro compañero fue puesto a prueba respecto a unos frutos que había comprado, de modo que su deuda se hizo grande. Entonces el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo a sus compañeros “Dadle caridad”. Así que la gente le dio caridad, pero aún así no le llego para pagar toda la deuda. Por lo tanto, el Mensajero de Al∙lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo a los acreedores “Tomad lo que hay, y no obtendréis más”[13].
El Mensajero de Al∙lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era un buen amigo para sus compañeros; los aguantaba en sus alegrías y tristezas, en su fuerza y debilidad. Pues no se distinguía de ellos con ningún privilegio, sino que era uno más de ellos en cuanto a la comida, bebida y vestimenta; lo que hizo a muchos incrédulos admirar la gran unión que había entre sus compañeros y amigos. Abû Sufiân Ibn Harb dijo antes de abrazar el Islam “Nunca vi a una persona amar a otra como los compañeros de Muhammad le amaban.”[14]
[1] [Sura Âle-‘Imrân (La Familia de ‘Imrân) 3 Aleya 103].
[2] [Sura Al-Huÿurât (Los Aposentos Privados) 49 Aleya 10].
[3] [Al Bujârî (660)].
[4] [Al Bujârî (6077)].
[5] [Al Bujârî (2846)].
[6] [At-Tirmidî (3680) Hasan Garib] [Al Hâkim (3046) Sahîh] [Musnad Ibn Al Ÿa‘d (2026)].
[7] [Al Bujârî (3742)] Al Kattâni, investigado por Munîr Al Gadhbân At-Tarâtîb Al Idâriâ Fi Nidhâm Al Hukûmâ An-Nabawiyyâ, pág. 82.
[8] [Al Bujârî (4380)].
[9] [Muslim (2052)].
[10] [Ahmad (12669) [Shu‘ayb Al Arna’ut Sahîh] [Al Baîhîqî (11724)].
[11] [Al Bujârî (2905) [Muslim (2039)].
[12] Ibn Hishâm As-sira An-nabawiyya (La biografía profetíca) 328, As-suhaylî Ar-rawdh Al Anif (Los jardines dignos) 4166.
[13] [Muslim (1556)] [At-Tirmidî (655)] [An-Nasâ’î (4530)] [Abû Dâûd (3469)]. Consulte Al Hattâb Mujtasar Al Ÿalîl 57. (El Compendio de lo precioso)
[14] Ibn Hishâm As-sira An-nabawiyya (La biografía profetíca) 2172.
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